Francisco Javier Bustos Briones | Cuatro Poemas

By | sábado, noviembre 12, 2016 Leave a Comment





NÚMERO UNO


Este mundo es una gran bola de basura girando en el espacio y nosotros sus ocupantes  número  uno.
Estamos seguros que tenemos muchos sentimientos.
Pero lo sabemos o solo lo creemos.
Sabemos qué es un sentimiento o solo lo interpretamos por qué así lo definieron.
Hay una realidad  que realiza un sentimiento o es solo un impulso.
Impulso fisiológico.
Impulso hormonal.
Impulso nervioso.
¡Me estoy poniendo nervioso!
Impulso eléctrico.
Me estoy quedando sin conexión; se ha caído la señal, ahora no señalo, mi dedo se está quedando dormido, mientras mi boca  bosteza.
¿Qué es lo que nos mueve?
Los cables que nos inervan.
Los destellos eléctricos.
¡Cables sueltos!
Sueltos los cables como tentáculos azules que  reflejan  luminiscencias en los oscuros espacios  vacíos de la conciencia.
Mueve eso qué me aprieta el cerebro.
Deja eso qué me nubla la vista.
Para  con eso qué me enreda los pelos.
Impulso que impulsas a la muerte.
Impulso que impulsas a lamer corazones.
Impulso de carne.
Impulso de hambre.
Impulso ignorante.
Impulso arrogante.
Impulso que impulsas el alma.
Alma que impulsas el carro de compras.
Alma que empuja la basura que se acumula de tantos impulsos impulsivos de  caridad  narcisista.
Impulso impulsa almas.
Alma impulsa el impulso que le hace falta al alma cuando está cansada de recibir impulsos.
¿Qué impulso me impulsa?
Impulsa eso qué me está dejando tuerto.
Tuerto de una oreja qué no escucha a ese ojo qué se arrastra como una mosca a punto de ser descubierta.
¡Oh!
Ella dice mientras la otra deja caer sus manos.
Ella dice con la boca llena de rouge color engaño a felicidad dudosa.
Mientras a la otra se le corre el rouge de color sinceridad vergonzosa a felicidad  honesta.
¡Mira!, mi nuevo jarrón de porcelana japonés  lo compre en  nuestro último viaje.
Es muy lindo no te parece.
¡Verdad!
¡Ah!, siento tanto que tu marido no pueda conseguir  empleo todavía.
Las veo desde mi nube en el cielo de ventanas cuadradas.
Cuadradas ventanas que ventean  los humores de humo que se desprenden de cigarrillos quemados.
Cigarrillos de cabezas prendidas.
Cigarrillos de cabezas rojas.
Hay gente que piensa que esto no debe ser verdad.
Gente sin verdad, no se concibe  su manera de hablar.
Gente que vagabundea soltando impulsos eléctricos de risas eléctricas, risas de locos.
Impulsos que impulsan el alma que se quedo pensando si impulsa o no impulsa esos impulsos por la ciudad dormida.
Y ahora  me pregunto en un impulso impulsivo de un alma que no sabe por qué se pregunta esto.
¿Qué es lo que hicieron de nosotros?
¿Qué es lo que quieren de nosotros?
¿Qué es lo que puedo hacer por vosotros?
Este mundo es una gran bola de basura girando en el espacio.
Espacio al cual ven cómo ocupar.
En cado impulso de energía lanzada a buscar más espacios adonde impulsar almas que quieran elevar sus impulsos.
Almas que se verán lejanas desde todas estás ventanas cuadradas.
Cuadrados ojos  que verán  destellos en el oscuro espacio ocupado.



DUELO


Fui atraído por este viento que me condujo cómo si fuera una suave briza
Briza calmante te volviste arrogante.
Caí en tu juego y  ahora ya no soplas ese aire tierno.
Viento que fuiste briza ahora soplas con ira.
Me confundes.
Me quieres atrapar.
Estamos en duelo y veo como comienzas a sacar tu lengua filosa.
Filosa espada de acero asesina, asesino aire caníbal quieres morder mi carne, carne a la cual soplaste con tierna briza asesina.
Aire filoso blandes tu espada con firmeza; quieres mi sangre, quieres lamer mi carne.
Atacas primero.
Esquivo tu ira.
Atacas de nuevo con brío.
Espada filosa de acero, no pude evitar tu ira.
Cortas mi carne.
Espada dejas esta herida en mi piel mientras tú lames mi sangre y te vas campante.
Herida que quemas, veo tus llamas.
Herida ardes en rabia.
Herida que sangras sangre ardiente.
Ardiente rabia que me arde y se golpea cómo espumosa marea rabiosa.
Marea de lágrimas que apagan esta herida en llamas.
Marea de rabia desbordante.
Herida en ceniza no hay que confiarse de una suave briza.



MARIPOSA


Vienes dando vueltas y buscas a tu presa, esta está quieta pues tus colores  ya la han puesto inmóvil.
Vienes en un suave aleteo, eres sigilosa
Tu presa está abierta, no tiene defensas, se ha puesto muy mensa.
Vienes dando vueltas y has sentido su dulzura con tus antenas detectoras, esas que  te indican  que es hora de soltar tu trompa.
Ya te imaginas la dulzura del polen que vas  a extraer, para luego irte en busca polen que te ayude a vivir.
Estas encima y la envuelves con tu sonrisa descarada.
Esta queda sumergida de colores respirando tan serena  que no sabe lo qué le espera.
Sale tu espada dorada acercándose a su centro.
Le has atravesado el corazón sacudiendo todo su cuerpo.
Te has llenado mariposa sin corona.
Reina sin cosquillas.
Te has saciado como toda una prosa.
Has dejado mariposa un vacío a escondidas.
Un desvelo en tu oscuro vuelo.



N. N


Floto en el vacío universo con la vista perdida.
Floto con un ojo pestañeando hacia un sol distante.
Floto con el otro ojo pestañeando hacia otro distante sol.
Estoy en medio.
Estoy viajando por este universo.
Estoy absorbiendo galaxias.
Estoy comiendo frío.
Viajo con los brazos extendidos esperando tocar el brillo de esos soles que iluminan soledad.
Soles que atan mis manos con nostálgicas cuerdas.
Cuerdas hiladas con polvo de estrellas.
Soles que giran.
Constelaciones que pasan.
Constelaciones que dividen.
Constelaciones que desgarran.
Este cuerpo celeste.
Solo queda un agujero negro devorando estrellas, tragando luz.
¿Qué debo hacer?
¿Qué?
¡Debo encender un nuevo sol!
Sol, que nace sobre la palma de mi mano.
Sol, crearas un nuevo universo.
Sol, serás lo suficientemente ardiente para sostener este universo.
¡Ho!, una vez encendido te apagaras en mis manos muertas, dejando un vacio de luz y calor.
¡Sol!, te lo había dicho.
¡Sol!, te has quedado dormido.
Dejando  este cuerpo celeste flotando en la oscuridad del  vacío.
Ahora estoy  entre el frío ennegrecido de galaxias distantes, con los dedos estirados, buscando tocar esos destellos luminosos, que aclaran esta soledad flotante.
Soledad sin gravedad.
Soledad en el vacío espacio.
Soledad agitada por el látigo tortuoso del recuerdo.
Pasan las colas luminosas de esos cometas ardientes.
Colas que rozan.
Colas que apenas iluminan  los vapores que se forman sobre esta celeste piel.
Pasan y pasan esas colas.
Pasan cómo  cabelleras luminosas.
Pasan del rosado al violeta.
Pasan para perderse después de reventar en estas azuladas mejillas, que flotan en la soledad ennegrecida de este espacio vacío.




FRANCISCO JAVIER BUSTOS BRIONES. Nació en Santiago de Chile en abril de 1982, se radica en Quito Ecuador en el año 2006. Publica su poemario  Un Grito De Otoño En Un Jardín De Rosas Histéricas Quito, Ecuador (2015). Colaboró en MetaforologÍa Gaceta liteteraria Revista Digital Mayo del 2016.

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