Primera Cita
y Otros Poemas
© 2014 Analecta Literaria
y Otros Poemas
© 2014 Analecta Literaria
La noche que murió tu abuela
Coged de vuestra alegre primavera
el dulce fruto antes que el tiempo airado
cubra de nieve la hermosa cumbre.
Garcilaso de la Vega
Te sigo esperando y el calor
Moja de sudor mi espalda
En la puerta
El Vespino sin cadena
Y tu madre insiste
Como siempre en que me siente
Cuando me envuelve
El olor de tu champú
De rosa y azucena
Blanca la toalla
que te cubre
El secador como un arrullo
Que mueve esparce y desordena
Y tu padre ni me mira
Aquí tienes al poeta
Por no hacer mudanza en su costumbre
Otro día te llamo
desde la cabina y bajas
Tu hermano en calzoncillos
Se pasea fumando y me ofrece
A escondidas una china
Gracias digo
y me molesta
Abre la ventana y echa
las cenizas en el plato
El mar como un presagio
Y apareces
Judith de Colinas despeinada
Hecha oración o carne
Venus venerada en tu venero
No vuelvas tarde y quiero
Besarte allí mismo
y te apartas
Los dos mentimos
con prisas
Qué quieres
si me la han dejado
Que huele a pies
A pino
Qué asco y qué duro
El qué
Gracioso
Es una tienda
no hagas ruido que pueden
venir las gordas
Y nunca tu cuerpo
Como esa noche
en que murió tu abuela
Prometiste volver
Ese verano
El último
en que murió
Primera cita
No tocarte
y pasar todo el día junto a ti
Radio Futura
Has venido tan guapaY yo también
Lo reconozco
Que he estado más
De una hora en la ducha y llevo
Mis gayumbos de la suerte
ríete
pero nunca
me han fallado
Y me he puesto
La mejor de las sonrisas
Aunque para eso
También vaya puesto
Hasta el culo
De otras cosas
Pero bonita
Hace calor aquí
Estoy sudando y llevas
Toda la noche hablando
Sin que yo deje
De asentir con interés
A cuanto dices
Y no es que te quiera
Interrumpir porque de veras
Es increíble lo que me cuentas
De la beca de tu hermano
Pero
si te parece bien
Y no te importa
Podríamos follar
Un poquito y luego
Si quedan ganas
Seguimos hablando
A Bécquer
Dios mío qué solos
nos dejan los muertos
Autorretrato
Un pálido dibujo a tres colores
Charles Baudelaire
Yo también fui fuerte
Y confié en que el tiempo
Correría a mi favor
Y creí que vivir
Valdría la pena
Y llegué a pensar que era
Un buen tipo
incapaz
De hacerle daño a nadie
Y ya ves
ahora
En qué me he convertido
En el trapecio
y la instalé de inmediato en mi corazón, y le puse allí un trono de purpurina.
Felipe Benítez Reyes
Cuando no podíamos ser humildes
Redujimos el sexo a una acrobacia
Como Spíderman c
o
l
g
a
d
o
O
Tarzán cogiendo impulso
Para alcanzar tu cuerpo que era
Jungla abierta a machetazos
Creía ser entonces Supermán
sin calzón rojo
o kriptonita
En el vértigo buscado
De la caída
Shopping mall
Luna llena sobre el centro comercial
Allen Gingsberg
Cada persiana metálica
Hunde al caer la esperanza
De no pasar otra vez
La noche sola
Mujer objeto en la frágil
Tiranía del cristal
Sueña sin cerrar los ojos
Con ser reflejo que mira
El maniquí
Dichoso Tántalo
Dichoso puedes, Tántalo, llamarte
Francisco de Quevedo
Regreso de los reinos vanos
De una noche ardiente
En llamas consumido
Ya ceniza entre tus piernas
La carne húmeda aplastada
En tu boca de alcohol
sirena
En el vértigo y el roce
De tu cuerpo lenguas curvas
Con un barniz de luna
en los ojos
Náufragos de luz insomnes
Últimos hasta apurar la copa
Un asiento trasero con urgencia
Guardará tu perfume y te acompaña
El triste pensamiento de que has sido
apenas un destello
pasatiempo
La conciencia turbia y mi mujer me esperan
Marcados como reses en la espalda
En el cuello tus uñas y en el pecho
Tras cruzar la meta que era puerto
de salida
Anudo mi corbata y pienso ahora
Buscando a tientas los zapatos
Que fue mejor desearte
que haberte tenido
Cómo
The end of nights we tried to die
This is the end
The Doors
Te has arriesgado mucho
Para venir conmigo
Esta noche
lo sé
Y también por eso
Sospecho que te gusto
Un poco y que podrías
Llegar a amarme
Cuando te veo ahora
Dormida y en mi cama
Rendida y luminosa
Después de haber follado
Tu respiración calmada
Tu cuerpo blanco
La mano pequeña
sobre mi pecho
Pájaro posado sobre una roca
Veo claro que este es el final
Que no eres
La mujer con la que quiero pasar
El resto de mi vida
Pantene
Me parece que fue su ojo. ¡Sí, eso fue!
Edgar Allan Poe
La cabeza hacía un ruido horrible
En el bombo de la lavadora
No fue mala idea lavarle el pelo
Ese cabello ensortijado requiere cuidados
El error ha sido
centrifugarla
Palimpsesto
Sé que los muros
de la casa mía
escuchan
y en su memoria guardan.
Juan Cobos Wilkins
Cuántas vidas esconden estos muros
De la infancia qué sombras o qué muertes
Habrán quedado escritas
en molduras apagadas
o en estucos
Cuarteados como venas esperando
El golpe seco del bastón que las libere
Del absurdo decorado de dorados y de azules
Azulejos amarillos como el tiempo
Orientales en perfecta geometría
Infinita para un niño
Vidas que quedaron atrapadas
En el espesor de las cortinas
En el brillo opaco de los vidrios
En la pez oscura de los cierres
Plomos grises y que gritan en las puertas
Siempre abiertas para nunca
En los doseles de las camas embocando
Cuerpos blancos y desnudos ateridos
Por el fuego de la fiebre o el oasis
De las carnes que se aman
un instante
En la espesura caliente de los sexos
Bajo la mirada agónica de un Cristo
desnudo para la muerte
como ellos
En la soledad inmensa de ser hombre
Y el miedo y la reptil
sombra que arrebata
El recuerdo de sus nombres
Sepias como los retratos que dibujan olas
O la lanza blanca que atraviesa
La linterna sin cristales
De un patio donde hubo
flores y niños
Y que hoy cubre el polvo y los gatos mean
Apunta mi número
Poseer es perder.
Fernando Pessoa
Qué apagado consuelo verte mía
Rota deshecha jadeante frágil
Después de esta dilatada travesía
Por días aciagos y estaciones esquivas
De deseo latiendo un corazón
Y el monstruo entre mis piernas
No son tus labios los que quiero
Besar ni el sexo fuente de tu pubis
El vello orillado de tus ingles
Como un rompeolas de espuma tibia
En el roce violento de los cuerpos
Eras tú aquélla indiferente altiva
Diosa inalcanzable en sus tacones
Pedestal de tu propia teogonía
Ahora herida templada entre mis brazos
El pecho que baja y sube cuando duermes
Tu corazón sumiso acompasado al mío
Perdona por haber matado al mito
la religión
Que me impulsaba a amarte de verdad
lo siento
Porque poseerte ha sido amor
el comienzo del olvido
Tampoco yo he sido un supermán
lo reconozco
Había bebido mucho y me ha podido el sueño
Pero cuando quieras otro día
llámame y follamos
Dos rombos
No la llamé, porque los viajes inversos en el tiempo suelen acabar en un espacio de irrealidad
Felipe Benítez Reyes
Playas que un mismo mar nunca descubren.
Juan Lamillar
Casi siempre recuerdo aquel verano
Cuando pienso los años en que fui
Feliz
sin saberlo entonces
Cuando sólo éramos futuro
Y aprendimos a tragar el humo
De nuestra esfumada infancia
Cuando los días eran largos
y las noches
Hoy se funden en dos imágenes
Apenas tú y yo solos
Abrazados
desnudos
En una tienda de campaña canadiense
que olía a pies
Y esa tarde en las barcas escondidos
De tus amigas del camping
las pesadas
Cuando te vi las tetas
blancas como rombos en el vértice
delator de la pantalla
Y mi padre sin mirarme
me mandaba
a la cama
Y las besé recuerdo y te reías
Suaves frías con sabor a sal
Cuando ahora te veo triste
En la puerta del colegio con tacones
Tenemos que quedar y nuestros hijos
Son amigos
Recuerdo aquel verano
De las barcas
en la playa
Y me avergüenzo de las veces
Que me masturbé pensando en ti
pensando en ellas
Porque para mí el amor eran tus tetas
Sin otra metafísica
y tu pelo
Que llevas como entonces recogido
En la nuca
desnuda y son tus ojos
Como entonces
tras las gafas
Y el lunar en el tobillo
Cuando vomitaba y sujetaste
Mi cabeza con las manos
Y me hiciste prometer que no iba
a fumar más de eso
Si ha sido tonta
el Martini
Tú eres para mí el verano
El amor el tiempo el sexo
Lo que me hace un hombre
en el espejo
La mujer que veo
en otras
Cuando cierro los ojos
Tú sigues siendo
el único
el último
freno
de mi propio olvido
Travesía
Porque los paraísos se desploman
al pisar el umbral, irremediables
Aurora Luque
Mi amor habla una sintaxis de caos y olvido
De rutinas y fracasos
desplomados
De egoísmo desprendido y desengaño
O generosidad reservada a lo escogido
Que eras tú
isla pequeña
Ítaca sin puerto y yo sin GPS
Con la brújula colgando entre las piernas
Perdiendo siempre el rumbo
en las tormentas
del sexo y de la noche
Atado al mástil del deseo
Voraz en las mujeres que he ido amando
En las que quise querer y me han querido
En los ojos que he besado siendo tuyo
Fiel sólo al recuerdo al tacto al gusto
de tus labios
Eros mutado en Argos
muerto
Del sopor de la rutina el desencanto
Ojos que guardarán señales tristes
En el abismo de esa luna blanca amarga
En los espejos hoy velados del Hades
Que nos reflejaron claros juntos
siendo niños
Porque fui cruel también con ellas
Cuando sólo te buscaba a ti en sus cuerpos
Tu nombre en mis oídos
como un zumbido
Y cerraba los párpados para verte
Blanca desnuda y temblando tú
Como la luna
Como aquel día en la playa
En la orilla sin huellas del olvido
En la resaca imposible del recuerdo
Tú en el Elíseo y yo en el Tártaro
Biodegradable
Cuando se cae bajo, siempre se cae más bajo de la cuenta
Felipe Benítez Reyes
Hoy te has llevado la noche
prendida
En el centro negro de tus ojos turbios
De llorar por él si yo te lo regalo
En el rouge pastoso de tus labios
En las lágrimas de sangre
en tu nariz de nieve
En el vibrar nervioso de tus pechos al soltarlos
En la curva de besar tus muslos blancos
yo
Clavado en el tiempo sólo astillas
En la lengua seca que parece ro
ta
Ridículo y desnudo en esta cama
Cuando veo cómo te vistes
Y todo se va ya desdibujando
Hace apenas un momento
En el cuarto de un hotel cualquiera
Con paredes tristes tapizadas
Con papeles sucios y moqueta
Con jadeos fingidos que se cobran
Al final de un falso sueño
que caduca en media hora
Recordando
Con un gris remordimiento
El demonio rojo
de tu sexo en sombra
Montaña rusa
And the big wheel keep on turning neon burning up above
Dire Straits
Una noche
Oh una noche suave
Irreal y eléctrica
Tibia de rosadas luces
Breve noche estival y copiosa
De fulgentes astros reflejados
En el remanso húmedo de unos ojos
Y fumábamos
Y todo era posible todavía
Y olía a algodón dulce y a mar
En la fugaz felicidad efímera
De un eterno verano adolescente
Ebrios de confiada impertinencia
Soberbios
Dioses
Sordos
Con la piel salada dulcemente
Y temblaban de impaciencia
Nuestros cuerpos púberes voraces
Engañosamente
Enamorados
Había ardido Tiananmen
Sobre un mar de cristales rojos
Rotos
Y con su perfil de sierpe rusa
La montaña o dragón chino
Tronaba un retumbar vibrante
Catedral oxidada
Entre estridentes gritos infantiles
Agudos de terror y de placer
Estremecidos ahogados
intermi tente mente
Por el estruendo acompasado de las olas
Que batían su resaca de algas y vasos de plástico
Contra el viejo pantalán del puerto
Y eran nuestras vidas
Dos vagones que subían
lentos
Ansiosos por precipitarse
Sin comprender ciegos aún
Que tras la bajada
Vertiginosamente inevitable
Esperaba el final
de la noche
de la feria
del verano
del amor
y de la vida
Finis gloriae mundi
Qué hacer después de todo, vida mía.
Qué hacer después de nada.
Luis Alberto de Cuenca
I’m a weirdo
What the hell am I doing here?
I don’t belong here
Radiohead
Y pensar que ahí fuera
hay todo un plantel
de chicas hermosas
flores temblorosas
por dejarse comer.
Kiko Veneno
No te quieres quedar sola pero sabes
Que tus hijas no me tragan
Y a tus padres
que chochean
No les gusto porque piensan
Que soy un cerdo
egoísta
Un borracho y un putero
puede ser
Un fracasado con dos hijos
Que sólo veo en ti a una criada
Chacha para todo o que te debo
Dinero y es verdad
Aunque me gustas
Y follas del carajo
pero sabes
Que nunca voy a irme
A vivir contigo
como quieres
Que cualquier otra me valdría
Para lo mismo o mejor ninguna
Y que soy raro
Que me muevo a oscuras por la casa
Y que evito los espejos porque odio
Cruzarme con algún desconocido
Y que ahora tengo
Un deseo enorme de llorar
O de ponerme a beber de nuevo
O de acostarme otra vez
Y hacer el amor
Porque te veo
Ahí tumbada en la penumbra
Cuando la noche acaba y tú irreal
Desnuda sobre la cama
Un átomo apenas en este jodido mundo
Alguien que me quiere
Y pienso
qué buena estás
Y beso con los ojos húmedos
Los labios entreabiertos
La luna generosa de tu pecho
Cuarto creciente
junto a la axila
La línea curva que divide
Perfecta en dos la espalda
De constelación que pide
La cartografía de sus lunares
La sombra que se esconde entre las nalgas
El suave nácar que alborea en el centro
Las piernas largas como un río que desemboca
desbocado
En el rompeolas manso de tu sexo
En el misterio único de la muñeca
La planta blanca de los pies pequeños
El pelo suelto sobre la almohada
La nuca expuesta al beso
Último
porque ahora mismo
Controlo esta erección y con cuidado
Termino de vestirme
y ya me largo
Después de cuatro meses sólo espero
Que sepas perdonarme y sobre todo
No coincidir con nadie
Así empalmado
en el ascensor
MARCOS MATACANA MARTÍN, poeta y periodista español nacido en Sevilla, en 1973. Es licenciado en Ciencias de la Información (Periodismo) por la Universidad de Sevilla. Ha trabajado como periodista y, desde 2004, es profesor de Enseñanza Secundaria en la especialidad de Lengua Castellana y Literatura. Ha publicado poemas en revistas literarias impresas y digitales, A humo de pajas y otros poemas en Portal de Poesía y Mirador en Cuadernos de Humo.
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